Celia Pérez, Directora General de Propamsa (Cementos Molins)
¿Cuál es su opinión sobre la coyuntura actual del sector de la rehabilitación, la reforma y la eficiencia energética?
En general, 2022 ha sido un año convulso, marcado por el alza de los costes energéticos, combustibles y materias primas; en definitiva, un año complicado para todos los sectores de la economía. Pero también nos encontramos en un contexto de enormes oportunidades para estos tres sectores, ya que los fondos Next Generation aportarán 6.800 millones a la industria de la construcción, de los que 3.400 millones, por ejemplo, irán destinados a la rehabilitación de viviendas.
Hace falta, no obstante, simplificar procedimientos y acabar con cuellos de botella que dificultan la ejecución de estos fondos, ya que estamos ante un proyecto ambicioso por el retorno económico que supone para nuestro sector y porque da respuesta directa a una coyuntura preocupante que exigía tratarse. Y es que me gustaría subrayar que estas mejoras, además de impulsar la mayor eficiencia y avanzar en sostenibilidad, están directamente relacionadas con el confort y la calidad de vida en nuestros hogares en un parque inmobiliario, como el español, que está muy envejecido y que necesita actuaciones inmediatas para ahorrar en los consumos energéticos y reducir el nivel de emisiones contaminantes.
¿Qué perspectivas cree que tiene el sector de la rehabilitación, la eficiencia energética y las instalaciones a corto y medio plazo?
Nunca unas obras de rehabilitación de esta envergadura van a costar menos que ahora, porque Europa nos pide que pasemos de rehabilitar 30.000 hogares al año, como hacemos en la actualidad, a 300.000 en 2050. Y los fondos Next Generation ponen a disposición de España 5.520 millones de euros. Estamos en un contexto favorable, ya que coinciden la necesidad de rehabilitación, el interés de las administraciones y los recursos económicos.
Por eso, a corto y medio plazo seguiremos pendientes del ritmo de ejecución de los fondos europeos destinados a la rehabilitación, fundamental en el contexto actual también como medida para mitigar la crisis energética. Esperamos que en 2023 se produzca un despegue definitivo, se impulse la demanda y comencemos a ver los resultados porque como país nos jugamos mucho en ello.
Se habló mucho durante el ejercicio 2022 de los Fondos Next Generation como palanca de generación de actividad en el sector, pero de momento su incidencia no ha sido la esperada. ¿Qué cree que sucederá en 2023?
La rehabilitación y la reforma componen una estrategia central para la movilización de ayudas comunitarias hasta 2026. El Plan de Recuperación y los Fondos Next Generation, como comentaba anteriormente, suponen una oportunidad única que se debe aprovechar al máximo.
Pero, en efecto, estos fondos en 2022 no llegaron a la sociedad. El año pasado la dotación económica anual a nivel nacional fue transferida a las comunidades autónomas y por tanto la aplicación efectiva de las ayudas en el mercado se realizará este 2023.
Todo este aparato burocrático ha originado que en 2022 los fondos no llegaran al mercado de una manera perceptible. Ahora mismo no disponemos de datos concretos, pero estamos muy lejos de otros países como Italia, que, con magnitudes similares a las nuestras y una tramitación de ayudas mucho más sencilla, ha tenido tanto éxito que en solo un año se han duplicado el número de viviendas rehabilitadas.
En España, tenemos un parque de viviendas antiguo, más de un 80% de los inmuebles tiene más de veinte años y requieren algún tipo de obra de mejora o de mantenimiento. Y si hablamos de eficiencia un 99% de las viviendas sufre pérdidas de calor innecesarias, convirtiéndose en las grandes depredadoras de energía, causando un 40% de las emisiones contaminantes de las grandes ciudades, según datos de Andimac.
No cabe duda de que la mejora de la eficiencia energética de los edificios será uno de los grandes desafíos para 2023 y la ejecución efectiva de los fondos europeos es hoy más necesaria que nunca.
