Celia Pérez, Managing Director de Molins Construction Solutions
Se habla desde hace tiempo de la importancia de la rehabilitación y la eficiencia energética como palancas necesarias para un cambio estructural en el sector. ¿Cuál es su opinión sobre el momento actual del mercado? ¿Hemos avanzado lo suficiente durante los últimos años?
Es difícil conocer el estado actual de la situación, el boletín trimestral del Observatorio de Vivienda y Suelo del Ministerios de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, aporta una aproximación. Según sus datos, en 2022 fueron 62.556 las ayudas a la rehabilitación aprobadas cuando la UE exige 300.000 anuales para 2030. No obstante, yo destacaría que el despertar de la demanda por parte de la sociedad ya se está produciendo y las comunidades autónomas han conseguido engrasar su maquinaria. Este año 2024 creo que ha de ser clave para valorar si se produce el despegue definitivo de la rehabilitación energética.
Los objetivos de la Unión Europea son muy ambiciosos en el horizonte 2030 y 2050 en rehabilitación energética, lo que también supone una oportunidad para el desarrollo del sector. ¿Cuál cree que será el devenir de la rehabilitación, la reforma, la eficiencia energética y las instalaciones a medio y largo plazo? ¿A qué desafíos se enfrenta?
La nueva versión de la Directiva de Eficiencia Energética de Edificios (EPBD) nos permitirá avanzar más rápido hacia la descarbonización de la arquitectura y del sector de la edificación. Esta Directiva reconoce por primera vez el impacto del ciclo de vida completo de la edificación en el cambio climático y su papel fundamental para combatirlo. Se establecerán, además, requisitos mínimos de eficiencia energética en la rehabilitación de los edificios menos eficientes.
Uno de los desafíos más significativos que enfrentan los usuarios finales al solicitar ayudas para la rehabilitación energética es el trato fiscal, muy poco favorable a día de hoy. Esto, combinado con la lentitud de las administraciones en la resolución de expedientes, genera desconfianza en la población. Otro problema identificado es la falta de mano de obra calificada, resultado de la carencia de programas formativos y del escaso interés de los jóvenes en adquirir habilidades en el campo de la rehabilitación energética y construcción.
Uno de los principales problemas más acuciantes del sector es la falta de mano de obra, en buena medida por la falta de relevo generacional. ¿Cómo cree que se podría paliar esta situación y atraer talento y mano de obra a nuestro mercado?
Efectivamente el envejecimiento del sector es un factor a tener en cuenta, de acuerdo a la Fundación Laboral de la Construcción “desde 2008 hasta 2022 la cantidad de jóvenes (menores de 30 años) ocupadas en el sector se ha reducido del 25,2% al 9,2% mientras que las personas ocupadas de 50 años en adelante (que son las que se jubilarán en un corto-medio plazo) se han incrementado y suponen el 35% de la fuerza laboral”.
Creo que hay que llevar a cabo una transformación de la FP para que resulte más atractiva a los jóvenes, se debe aumentar la difusión del concepto de que la construcción ya no es lo mismo que hace 20 años, los horarios, las condiciones de trabajo, la empleabilidad… han cambiado considerablemente. De hecho, la oportunidad de empleo para titulados de Grado Medio es mayor en la construcción que en el resto de sectores. También se ha de trabajar en la inclusión e integración de la mujer.