La cisterna empotrada es un producto que nació sobre todo para su uso en espacios contract, caso de los hoteles y aeropuertos, pero cada vez más se instala en hogares por ser una garantía de estética, comodidad e higiene. Hace unos años, hablábamos de un producto de uso más estandarizado en el centro y norte de Europa, pero ahora gana terreno año a año en nuestro país.
A ello seguramente ha ayudado la formación continúa por parte de los fabricantes a los profesionales, que hasta hace años no existía apenas -la cisterna empotrada aún estaba poco introducida- y muchos de ellos pensaban que era un producto complicado de instalar y que podría dar problemas a los usuarios. Nada más lejos de la realidad.
Lo cierto es que las cisternas empotradas van ganando terreno año tras año, especialmente en el segmento de las reformas. Son productos que garantizan una mayor amplitud de espacio, facilitan la limpieza, resultan decorativos, sostenibles e inteligentes y aportan un aspecto mucho más moderno y minimalista al baño, según apunta uno de los fabricantes que ha participado en el estudio.
Una apuesta por la decoración y el orden en el baño
Se trata de un elemento “invisible”, añade una marca del sector, pero de gran influencia dentro de la decoración del espacio, que suele ser reducido, y que mediante la eliminación de elementos a la vista logra un ambiente más despejado y ordenado, que permite poner el foco en aspectos decorativos como el revestimiento de las paredes.
Por otra parte, además, las cisternas empotradas facilitan las tareas de limpieza, y pueden equiparse con pulsadores electrónicos para aportar un extra de higiene, o incluso con un extractor de olores, para purificar el aire.
Otro factor a tener en cuenta es que, además de mejorar la estética del baño, favorecen el confort. Además, ofrecen mayor versatilidad, un consumo de agua más responsable y funciones extra de limpieza que añaden un plus de calidad.
Más información: número de mayo de iRehabitae (edición 7 – 2023).
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