Dolores Huerta, Directora General de GBCE
El análisis de la Directiva Europea de Eficiencia Energética (EPBD) ocupa buena parte de las reflexiones que Dolores Huerta, la Directora General de GBCE, ha compartido en esta entrevista. Nos encontramos, ciertamente, en un momento único para el sector por la apuesta de la Unión Europea en materia de rehabilitación y eficiencia energética. “Debemos ser conscientes, pese a todos los esfuerzos, que aún estamos en el inicio”, afirma.
Arquitecta de formación por la Universidad Politécnica de Madrid, Dolores Huerta es la Directora General de Green Building Council España (GBCE) desde el año 2020, un cargo que comparte con su compañero Bruno Sauer. Anteriormente, Huerta ocupó la secretaría técnica de GBCE desde 2009 a 2020.
Constituido en 2009, Green Building Council España (GBCE) es un referente en la transformación hacia un modelo sostenible del sector de la edificación.
¿Nos puede explicar brevemente el trabajo que desarrolla el GBCE?
GBCE tiene como principales objetivos transformar la manera en que se construye y se rehabilita, buscando mejorar el impacto de la edificación en base a seis urgencias, como son la descarbonización, la economía circular, la salud y el bienestar de las personas, la biodiversidad, la renovación integral, profunda y ambiental, y finalmente, el avance hacia una sociedad resiliente, inclusiva y sostenible.
Todo ello debe apoyarse en pilares como la concienciación y la financiación, entre otros, buscando involucrar a las Administraciones para que generen políticas en favor de la sostenibilidad, también involucrando a toda la cadena de valor para concienciar sobre edificación sostenible.
Ahora mismo, por ejemplo, estamos trabajando en una Hoja de Ruta para la descarbonización del sector de la calefacción y hacer posible la desaparición de los combustibles fósiles.
Recientemente se ha aprobado la Directiva Europea de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD) que debe permitir cumplir con los objetivos de descarbonización del parque edificado que persigue Europa en 2050. ¿Cuál es la valoración de esta Directiva por parte del GBCE?
Quizá la Directiva aprobada no es tan ambiciosa como habíamos reclamado para un cambio definitivo del sector, como sucede, por ejemplo, en el caso de los combustibles fósiles en los edificios, cuya fecha final fija en 2040. Pero, en el otro lado de la balanza, la EPBD apuesta por una visión de ciclo de vida de la edificación que involucra a todos los países en la reducción de la huella de carbono y supone una herramienta muy potente, y era algo que no estaba en las primeras versiones de la Directiva.
Por otro lado, la EPBD también debe verse como un triunfo de los GBC, del trabajo que se ha desarrollado durante todos estos años, pero es verdad que se podía esperar más en términos de eficiencia energética, pasar de incentivar la rehabilitación a hacerla obligatoria. Sí se ha hecho así en Francia, pero en algunos países no era tan fácil, como en España, con un sistema basado en el etiquetado energético de los edificios, lo que dificulta el trabajo que debe realizarse en el horizonte 2030.
El 55% de los objetivos de ahorro energético tendrán que conseguirse interviniendo en el 43% de los edificios menos eficientes. Lo cierto es que cada país debe ser a partir de ahora tan ambicioso como quiera y llevar la normativa a su propia realidad. El Gobierno de España tiene, sin duda, mucho trabajo por delante.
¿Cuáles son los principales objetivos para el sector de la edificación que marca la nueva EPBD?
El principal objetivo es descarbonizar el parque edificatorio, cero emisiones para los edificios de nueva construcción a partir de 2030 y todo el parque construido en 2050. Uno de los retos para ello es ver hasta dónde queremos llegar y cómo hacerlo. La definición del edificio cero emisiones no es fácil y está casi a la vuelta de la esquina. El resto es mayúsculo y requiere una ambición enorme en rehabilitación.
La nueva versión de la EPBD plantea escalar la intervención en rehabilitación multiplicando hasta por 12 las cifras actuales. ¿Estamos en condiciones de poder hacerlo?
A día de hoy, claramente, no. Ha quedado claro en el momento actual que, pese a los Fondos Next Generation, que significan una inyección económica valiosa, y obviando las dificultades de su gestión, la rehabilitación no consigue llegar a las cifras que necesitamos.
Hay muchas cosas todavía que cambiar y el sector está por construirse. De momento, es un modelo de negocio frágil, muy basado en las ayudas y subvenciones públicas. A día de hoy queda mucho trabajo por desarrollar en un sector que es emergente, pero en el que los actores implicados no hacemos todo lo que deberíamos ni vamos tan rápido como sería necesario.
Por otro lado, el Gobierno se ha comprometido a incluir un documento básico dedicado a la sostenibilidad en la revisión del Código Técnico de la Edificación (CTE) en 2026. ¿Qué valoración hace al respecto?
Hay que felicitar al Gobierno por su voluntad de cambio al incluir la sostenibilidad en el nuevo marco reglamentario que supone el Código Técnico de la Edificación. Se trata de una variable compleja, con mucho recorrido, donde entran en juego muchas vertientes transversales, como pueden ser la economía circular, el ciclo del agua o la biodiversidad, que deben tener su aterrizaje adecuado en la nueva reglamentación. Se estrena con la huella de carbono, que incluye el CTE y será la primera parte del documento.
Recientemente los 12 Green Building Council (GBC), entre ellos el GBCE, han presentado sus hojas de ruta para la descarbonización de la edificación. ¿Cuál es el análisis de este plan de acción?
Seguramente este hecho ha influido en la rapidez de la toma de decisiones por parte de la Comisión Europea, que se ha sentido más cómoda gracias a este trabajo transversal desarrollado por los Green Building Council y que ha contado con la participación de toda la cadena de valor.
La colaboración entre países al servicio de la Comisión Europea ha sido algo muy bien recibido y que ha tenido su reflejo en la EPBD en asuntos como el análisis del ciclo de vida del sector de la edificación.
Da la sensación de que estamos en el buen camino, pero realmente, ¿en qué momento nos encontramos en el sector de la rehabilitación y la eficiencia energética?
Se podría decir que estamos arrancando, pero ya tenemos actores que antes no existían en el mercado, caso del Agente Rehabilitador. Estamos ante el nacimiento de un sector, ayudado por los Fondos Next Generation y la apuesta de la Unión Europea por la sostenibilidad.
Hay que subrayar que durante años no se vendía la rehabilitación, no sabías a qué teléfono tenías que llamar ni por dónde empezar. Ahora comienza el papel de la iniciativa privada, las empresas que ofrecen un servicio completo resultan vitales y son necesarias en el tiempo más allá de las subvenciones públicas, buscando otros modelos de financiación que no dependan de las convocatorias de ayudas.
¿Considera que las ayudas vinculadas a los Fondos Next Generation están dando los resultados esperados? ¿Lo harán en el futuro?
Sí, porque los Fondos han cumplido la función de encender el sector. Se han involucrado las diferentes Administraciones y eso es bueno. Existe demanda de rehabilitación porque existe una atracción de los diferentes agentes que conforman el mercado y existen ventajas, incluso a nivel fiscal, que ayudan a su activación.
Quizá deberíamos plantear, como dice Emilio Miguel Mitre, “refundar la edificación” en base a conceptos energéticos y medioambientales, no económicos.
Sí, ese siempre ha sido el mantra de Emilio, pero coincido con él en que debe redefinirse la edificación, ir hacia un nuevo modelo en el que no primen solo los conceptos económicos, sino otros parámetros, caso de la economía circular, el reciclaje o el medio ambiente.
Con el actual modelo económico, las externalidades ambientales de la edificación no sostenible no se computan, así es difícil competir en términos de coste puro y duro. Afortunadamente, medidas como la taxonomía europea, están traccionando al sector financiero a invertir en medidas como la rehabilitación energética y la edificación sostenible en general.
¿Qué papel cree que jugará la industrialización en la mejora de los procesos de edificación?
La industrialización debe estar ligada a la digitalización y ambas variables pueden provocar más eficiencia y mayor calidad en el empleo, ahora que, además, existen dificultades para encontrar mano de obra cualificada.
La industrialización no es solo, como mucha gente piensa, hacer un edificio por piezas, es otra cosa, pero lo que es cierto es que su implementación tiene ventajas ambientales, sociales y económicas a largo plazo.
En este nuevo escenario al que nos encaminamos se necesitan conocimientos y capacidades nuevas. Sin embargo, estamos en un momento en el que es difícil atraer talento al sector. ¿Cómo podíamos paliar ese déficit de mano de obra cualificada?
Se necesitan ideas nuevas y planteamientos diferentes, porque lo cierto es que la gente joven no quiere formar parte del sector, quizá porque tradicionalmente los profesionales que se dedicaban a la construcción no han estado bien valorados. Falta relevo generacional, se necesitan nuevas vocaciones, y aquí quizá la industrialización del sector también pueda ayudar en la atracción de talento.
¿Le parece que los diferentes profesionales que conforman la industria están suficientemente involucrados en la necesidad de la rehabilitación energética del parque inmobiliario?
Falta capacitación e información. Todo el mundo sabe de qué estamos hablando, pero no existe un compromiso de toda la cadena de valor sobre la necesidad urgente de apostar por la eficiencia energética y la rehabilitación.
¿No sería necesario un “Plan País” que visibilizara también ante los usuarios que la apuesta por la rehabilitación energética es absolutamente esencial?
Así es. Necesitamos valentía política para que el ciudadano sea consciente de los compromisos que hemos adquirido con Europa. O nos involucramos en un proyecto de país o lo haremos todo a medias. Los políticos deberían tener en su agenda marcado en rojo que 9 millones de viviendas rehabilitadas son 25 millones de españoles haciendo obras.