Por: Alberto de Luca, CEO de KNAUF Iberia |
La construcción industrializada es una realidad cada vez más asentada que implica múltiples ventajas y beneficios, como lograr una reducción del 60% de emisiones de CO2 en su ejecución. Además, comporta una disminución del consumo de agua en su fabricación y mantenimiento, y ofrece grandes posibilidades para el reciclaje y la reutilización de los materiales empleados. También es más eficiente, y los plazos de entrega y los costes son más reducidos.
Con todo, vemos que la industrialización de la arquitectura aporta beneficios, tanto a las empresas del sector como al cliente final, y que es una vía indiscutible hacia la sostenibilidad en la construcción. Entonces ¿por qué esta opción todavía es tan minoritaria en España? Actualmente no alcanza ni el 1%, mientras en Alemania o Reino Unido se sitúa en el 9% y 7% respectivamente, alcanzando el 50% en los Países Bajos. ¿Podría cambiar esta situación en España en un futuro cercano?
Con el viento a favor
Veamos los factores que pueden determinar la evolución de la construcción industrializada en los próximos años.
El primero de ellos es la existencia de un ecosistema propicio para su desarrollo que no solo va tomando cuerpo, sino que cuenta con perspectivas de crecimiento. Ya hay varias empresas industrializadoras y promotoras que apuestan nítidamente por la innovación y por la aplicación de la industrialización a las más variadas tipologías edificatorias. Las empresas de la industria de materiales de construcción también están evolucionando y colaborando para industrializar la construcción, como es el caso de Knauf, aportando know-how en la construcción modular de baños y fachadas.
También cabe sumar estudios de arquitectura con profesionales que trabajan o abogan por la industrialización. Además, están surgiendo iniciativas colectivas como la Plataforma para la Industrialización de Viviendas, que busca promover este cambio de paradigma.
El segundo nos lleva a considerar la buena marcha del sector de la construcción en su conjunto (pese a la pandemia) y unas exigencias ambientales cada vez mayores. Según el Instituto de Estudios Económicos, la construcción será la actividad económica que liderará el crecimiento durante el año 2021 en España. Una tendencia importante será el aumento de los proyectos dirigidos a mitigar el cambio climático.
Además, en el plan de recuperación para Europa la lucha contra el cambio climático tiene un papel muy destacado. Por ello, la industrialización de la construcción se convierte en un modelo relevante para conseguir estos objetivos, dada su contribución a la reducción de las emisiones de CO2.
El tercer factor que puede influir favorablemente es la apuesta del gobierno por la circularidad. De hecho, la Estrategia Española de Economía Circular ha incluido a la construcción como uno de los sectores prioritarios de actuación para los próximos años; por su peso en la recuperación económica, pero también porque la situación de los residuos de la construcción es mejorable dada la baja tasa de reciclaje de estos residuos en España.
Calidad, eficiencia, medio ambiente
No sabemos si la industrialización se convertirá en el estándar constructivo en breve. Lo que sí es seguro es que las condiciones para ello nunca habían sido tan favorables. En este escenario, será más fácil que se produzcan algunos cambios económicos y culturales que podrían allanar aún más el terreno.
El sector de la construcción industrializada tendrá que ser capaz de llegar a las economías de escala para convertir las inversiones en viables. Por su parte, los consumidores tendrán que dejar de verla como algo de menor calidad y apreciar sus ventajas. En cuanto a las administraciones, pueden ofrecer mucho incorporando la industrialización a las promociones de vivienda pública.
Todo este caldo de cultivo, bien aprovechado, podría hacer que esta década la construcción en España dé un paso de gigante hacia un modelo más sostenible.