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El ladrillo, pieza fundamental en la rehabilitación del patrimonio inmobiliario

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Muchos edificios, principalmente residenciales, ya son parte de la identidad arquitectónica de nuestras ciudades, debido a las características fachadas de fábrica de ladrillo cara vista, y con mortero de cemento.

Este tipo de construcción, muy común en nuestro país, ha sabido resistir al paso de los años -procede de hace siglos- iniciándose en la arquitectura estilo mudéjar. Así, todavía perduran las fachadas vistas convencionales construidas con ladrillo, que se han utilizado en los bloques residenciales de todas las regiones, por tratarse de un material duradero, eficiente y de fácil mantenimiento y conservación.

Con la llegada de los Fondos Next Generation, la rehabilitación de los edificios será recurrente en los próximos años, sobre todo en las fachadas de los bloques de pisos construidos con anterioridad a 1979.

En el sector cerámico, preocupa, no obstante, que estas rehabilitaciones se lleven a cabo con un sistema SATE, de otro material, por ejemplo, el mortero, que cubra el ladrillo, perdiéndose la cultura y el rico patrimonio arquitectónico que existe en España.

Hace unas semanas, Miguel A. Alonso del Val, arquitecto y catedrático de la Universidad de Navarra, hacía un llamamiento a su colectivo, en el Diario de Navarra, para que utilizaran la lógica y fueran fieles al arte de la construcción.

A su entender, existen edificios con revestimientos “insensibles” a sus valores arquitectónicos. O lo que califica este arquitecto como el “resultado de la traducción simplista del amplio concepto de regeneración energética como la simple sustitución del material de fachada por una capa aislante y un material impermeable y homogéneo”.

Alonso del Val teme que en pocos años desaparezca una imagen reconocible de la ciudad, en este caso de Pamplona, pero extensible a otras ciudades patrimonio, que tienen una gran tradición de arquitectura construida en ladrillo. Como defiende el catedrático, el problema no es revestir para mejorar las prestaciones energéticas, sino hacerlo sin adecuarse al material del edificio preexistente, como es el ladrillo cara vista, que es patrimonio común de todos.

La mayoría de las fachadas vistas se construyen con ladrillo gracias a sus ventajas prestacionales: economía, sencillez constructiva y, sobre todo, buen mantenimiento y conservación. Sin embargo, el paso del tiempo y, en ocasiones, la deficiente calidad de los trabajos de ejecución hacen que aparezcan patologías o deficiencias.

En este sentido, el control periódico de las fachadas, sin apenas mantenimiento, favorece que a la larga no se tengan que hacer reformas más costosas.

Las fachadas de ladrillo cara vista destacan por la durabilidad y resistencia del material a las acciones climatológicas. En cuanto a las tareas de conservación, en el caso de fachadas de ladrillo o bloque para revestir, dado que los revestimientos no tienen una vida útil tan larga como las piezas cerámicas, éstos tendrán que renovarse cada cierto tiempo, dependiendo de la ubicación del edificio.

Los fondos europeos permitirán realizar rehabilitaciones de una mayor envergadura, principalmente sobre fachadas con aislamiento (SATE) para reducir la demanda de energía. Intervenciones energéticas en las que es importante no poner en riesgo la estética del edificio.

Existen sistemas innovadores, desarrollados por las empresas que integran la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, Hispalyt, y el Gremi de Rajolers de la Comunitat Valenciana, que resuelven la rehabilitación de la fachada de ladrillo sin perder un ápice el legado del patrimonio arquitectónico en ladrillo.

Destaca Termoklinker, un sistema prefabricado de aislamiento de XPS con terminación de plaqueta cerámica klinker, ideado para el revestimiento de fachadas y tabiques, y que resulta idóneo para rehabilitar edificios.

El sistema presenta todas las ventajas del ladrillo cara vista en cuanto a prestaciones técnicas y durabilidad, y todas las ventajas de un aislamiento SATE, convirtiéndose en una solución de fácil y rápida aplicación, ya que se monta en seco y no requiere mano de obra especializada.

Otro de los sistemas que proporciona un acabado de ladrillo visto rápido e industrializado es Flexbrick, utilizado en la rehabilitación de inmuebles tan emblemáticos como el edificio Girasol, uno de los más representativos a nivel arquitectónico de Madrid, con más de 50 años de antigüedad.

Las empresas de la industria cerámica continúan desarrollando líneas de innovación de materiales en sus departamentos de I+D+i, que además de favorecer la sostenibilidad y la eficiencia energética de los edificios, conservan su estética porque el ladrillo siempre será bello.

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