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Fondos europeos, oportunidad para la rehabilitación

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iRehabitae Andimac 28/06/22

Sebastián Molinero, Secretario general de Andimac

Hace tan solo unas semanas, desde Andimac celebramos la octava edición de nuestro Congreso Nacional. No nos reuníamos desde noviembre de 2019, y en esa ocasión tratábamos sobre los retos de la nueva década, pero no podíamos ni imaginar que esa década no sería tan nueva como distópica, vertiginosa y, a tenor de la guerra de Ucrania, mucho más anclada en el siglo XX de lo que nos gustaría.

Más que una nueva década se abrió la puerta a un mundo nuevo. Hemos vivido dos años muy difíciles en el plano humano, pero en el plano profesional están siendo también años muy complicados de gestionar. Afortunadamente hemos sido un sector que, tras la debacle de 2020, en 2021 salió favorecido por los abruptos cambios en las preferencias de consumo y la naturaleza del gasto de los hogares. Sin embargo, la imparable escalada de los precios va a provocar una desaceleración clara de la actividad.

La pandemia generó un inusitado interés por mejorar el estado de las viviendas, e incluso por mejorar el tipo de vivienda y ubicación. Hemos comprobado lo importante que es para nuestras empresas que los servicios que configuran un sector ganen cuota de bolsillo. Porque esto va de sectores. Las ventas individuales se incrementaron el año pasado porque se invirtió más en la mejora de las viviendas. No nos pusimos de moda como empresas, nos pusimos de moda como sector. Y en él están nuestras empresas. Si esta actividad que nos une se consolida, nuestras empresas se benefician.

En la medida que el efecto psicológico de la pandemia se desvanece, en la medida que el gasto de los hogares vuelve a sus patrones habituales el consumo de materiales se resiente, aunque la inflación camufla sus efectos a corto plazo. Recordemos que desde mediados de 2019 tanto la reforma como la previsión de actividad de obra nueva a 18 meses ya iniciaba una tendencia decreciente. Y esa tendencia de fondo es la que debemos atender porque es la que define los fundamentos del sector. Y hacia donde vamos.

La cuota de bolsillo nos enseña algo que nunca hemos sido capaces de poner en valor. Es cierto que competimos entre nosotros, pero sobretodo competimos con las preferencias de gasto de los hogares, de los consumidores. Si los usuarios valoran más su vivienda e invierten en mejorarla, nuestro mercado crece de forma notable en valor y rentabilidad. La rehabilitación y la reforma representan cerca de un 76% del valor de los materiales en edificación residencial. Esto significa que son los consumidores quienes deciden cómo gastan o invierten su dinero: una reforma, un viaje, más ocio, etc… Solo hay un bolsillo y además empobrecido por la inflación.

Muy probablemente junio de 2022 marque un cambio de rumbo. La gran demanda de obra nueva y reformas iniciada en 2021, que no podía cubrirse por falta de mano de obra, e incluso de determinados materiales, generó que los plazos de inicio de estas obras se prolongaran incluso por más de seis meses. Esto creó un prorrateo de la actividad, una inercia que mantiene vivo el mercado incluso con el shock inflacionario. Pero la apertura del gasto, los precios desbocados y la imposibilidad de conocer el coste real de un proyecto en sus diferentes fases está parando decisiones de inicio. Lo iniciado se quiere acabar, una inercia no exenta de riesgos comerciales muy importantes. Todos sabemos que se han puesto en cuarentena decisiones de inicio de obra fruto de la gran incertidumbre, de precios y económica.

Los fondos europeos para la rehabilitación energética pueden ser una nueva oportunidad para nuestra actividad. Son un enorme reto para todos, administraciones y operadores privados. Y pueden ser tanto una oportunidad como una amenaza para nuestras empresas. Son una oportunidad porque apuntan en la buena dirección, la mejora de la calidad, pero son una amenaza si no jugamos bien nuestras cartas porque es un espacio al que otros operadores e incluso canales se van a lanzar de lleno. Requerimos en bastantes casos reorganizar nuestro modelo comercial de generación de valor y tracción de demanda.

Vivimos un gran tiempo de incertidumbre. Circunstancias y amenazas sobre las que no podemos actuar. Nuestro cerebro no está preparado para vivir constantemente al filo de la navaja. Es agotador y además nubla la capacidad de discernimiento y toma de decisión. Y más en nuestro sector, en el que la crisis de 2008-2013 dejó una profunda huella. Precisamos equilibrar el desasosiego que genera la incertidumbre con certezas. Y tenemos certezas suficientes como para saber que estamos en un sector ganador y con un gran potencial de futuro. Aunque requiera, no me cabe duda, entender nuestro negocio de un modo diferente al tradicional.

Estamos mucho más protegidos ante las crisis. El mercado está mucho más compensado. La obra nueva no vive una burbuja, los bancos han sido mucho más rigurosos al conceder hipotecas y en el mix de valor del mercado la reforma no pesa un 15%, sino un 75%. La reforma no genera burbujas más allá de efectos como el vivido por la pandemia, pero su repliegue no generará cascadas de morosidad. Finalmente, las empresas del sector de la construcción son más solventes que en 2008. Sufriremos la próxima crisis, pero no estaremos en el ojo del huracán.

La apuesta por la rehabilitación es segura. Es segura porque es una exigencia europea en forma de regulación y porque España no puede permitirse llegar a 2040 con unas cifras de rehabilitación edificatoria como las habidas hasta 2021.

Pero si hay una certeza absoluta es que es el éxito de nuestras empresas pasa por cooperar y construir juntos, como sector, algo en lo que trabajamos desde Andimac. Por esto nuestra apuesta por la formación especializada; por Omnimat; por Cuida tu Casa; por promover con comunicación activa el valor del sector en la sociedad e instituciones; y mucho más que sin duda, con la colaboración de un número creciente de empresas, podemos llegar a conseguir.

Para ello hay que dejar de hablar de cadenas de suministro, y vernos como canales de valor. Es un concepto que desde Andimac vamos a trabajar y lo estamos haciendo. Es asumir que  formamos un ecosistema común de intereses en el que debemos sumarnos fabricantes, distribuidores y profesionales.

Este artículo forma parte de la sección “Firma invitada” de la revista papel. No te pierdas el anterior publicado en esta sección de Emilio Miguel Mitre, de GBCe.

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