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¿Quieres saber cómo tu casa te puede ayudar a afrontar la subida de precios?

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Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la inflación anual estimada del IPC en enero de 2023 es del 5,8 %, de acuerdo con el indicador adelantado. Este indicador proporciona un avance del IPC que, en caso de confirmarse, supondría un aumento de una décima a su tasa anual, ya que en el mes de diciembre esta variación fue del 5,7 %.

Esta evolución es debida, principalmente, a que los precios de los carburantes han subido más que en enero de 2022. En sentido contrario, destaca la bajada de los precios de la electricidad, mayor que en enero de 2022. Aun así, la tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumenta cinco décimas, hasta el 7,5 %.

Y aunque no existe una fórmula mágica que permita no notar el aumento de los precios, sí que existen pequeños trucos que podemos poner en marcha en nuestros hogares para reducir el gasto. Así, desde la plataforma digital para la mejora del hogar, habitissimo, afirman que uno de los puntos que debemos tener en cuenta es el gasto en calefacción, “ya que en determinados momentos puede hacer verdaderos estragos en la economía familiar”. Por este motivo, “debemos mantener la temperatura estable y no dejar la calefacción encendida cuando nos acostemos, ya que con el calor residual que tenemos en la vivienda podemos dormir cómodamente sin la necesidad de tener la calefacción encendida toda la noche”, apuntan.

Pero si lo que de verdad se quiere es ahorrar a medio y largo plazo, una de las mejores opciones es la instalación de un sistema de calefacción por aerotermia, ya que permite captar el aire y transformarlo en energía mediante una bomba de calor. Esta energía se distribuye por las viviendas en forma de calefacción, agua caliente sanitaria (ACS) o aire fresco (climatización), a través de radiadores, fancoils o sistemas de suelo radiante. La bomba de calor del sistema puede ser de tipo aire-aire, que extrae el calor del aire y lo difunde directamente a través de emisores para climatización; o también puede ser aire-agua; haciendo que el calor pase a un circuito con líquido caloportador, y conectado directamente con un sistema de suelo radiante, radiadores de baja temperatura, splits, casetes o fancoils. “Con los sistemas de climatización sostenible como la aerotermia se genera un menor gasto en calefacción frente a los sistemas tradicionales de calefacción eléctrica o de gasoil”, apuntan desde HomeServe, empresa especializada en cuidado y mantenimiento del hogar.

Y aunque controlar la temperatura en casa puede ser una de las mejores opciones a la hora de ahorrar, no podemos dejar de lado el aislamiento. Y es que, según los expertos de habitissimo, “la mayoría de las viviendas españolas son una ruina en climatización” y actualmente los edificios son los responsables del 37 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), un porcentaje mayor que el sector del transporte (33 %) o el sector de la industria (26 %), según los datos del IDAE, una energía que se escapa en la vivienda por las paredes, suelos, ventanas y cubiertas. Además, la mitad de las viviendas en España no cuenta con aislamiento alguno y el 60 % del parque inmobiliario es antiguo, construido antes de 1990, con edificios muy deficientes desde el punto de vista energético. En este sentido, los expertos recuerdan que “con un buen aislamiento se puede conseguir hasta un 60 % de ahorro de energía”.

Entre las intervenciones que podemos llevar a cabo para mejorar el aislamiento están la mejora de las ventanas, pues las de doble cristal con sistema de rotura de puente térmico integran un elemento aislante que impide que el calor salga al exterior a través de la carpintería de PVC, garantizando su impermeabilidad y la entrada y salida de aire. “El presupuesto de cambiar las ventanas de una vivienda dependerá de múltiples factores, pero el precio medio es de 360 euros, según nuestra guía de precios”; apuntan desde habitissimo. Además, incluir un aislamiento térmico en el edificio mejorará sustancialmente el confort y reducirá el gasto energético.

Por otro lado, en la factura de la luz también se refleja el gasto de los electrodomésticos. Por este motivo, para mayor ahorro, es imprescindible contar con electrodomésticos de clase A, que consumen un 70 % menos de energía que uno de clase G.

Finalmente, aunque el gasto de agua suele ser inferior al resto de suministros, no está de más controlarlo. Así, racionalizar el consumo y no dejar los grifos abiertos durante tareas rutinarias como el cepillado de dientes o el afeitado, son hábitos que nos permitirán ahorrar. “Si queremos ir un paso más allá, instalar reguladores de temperatura como el termostato, nos permitirá ahorrar entre un 4 % y un 6 % de energía”, concluyen los expertos.

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